jueves, 12 de abril de 2018

Las memorias de don Matías

Don Matías, un rico y solitario octogenario,  contrató a Lucía para que tomara nota de sus memorias. Quería contar al mundo su apasionante vida acontecida en diferentes países de Oriente. La joven permanecería junto al anciano hasta que este relatase el último capítulo de sus vivencias.

Día a día,  mientras don Matías reverdecía emociones con cada recuerdo, Lucía modelaba sueños en el horizonte de su futuro.

Una mañana, llamó a la puerta un vendedor de alfombras tocado con turbante. La muchacha, contagiada por el embrujo de las historias del este, se vio irremediablemente atrapada bajo la turbadora mirada de ojos profundos como pozos del apuesto mercader. Él, avezado en artes amatorias, percibiendo el candor y la inexperiencia de ella, le sugirió que eligiese una de sus alcatifas. Se la regalaría a cambio de que le permitiera conocerla. Lucía, aceptando la oferta, escogió un modelo decorado con una criatura marina de larga y escamosa cola. Cuando el anciano se hubiera dormido, ella colgaría la alfombra del alfeizar de la ventana.

Al día siguiente, entre bostezo y bostezo, preguntó Lucía a don Matías:

—¿Cuántos días quedarán para finalizar sus memorias?
—Tantos como noches necesites para disfrutar de tu nueva alfombra  -contestó él.

Fotografía de Rene Maltete


Mi propuesta para Esta noche te cuento

 

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