domingo, 4 de octubre de 2015

Magia en la mirada


El puñetero ojo de la cerradura ¿qué tendrá?, se preguntaba la abuela cada vez que observaba a Pedrito, de rodillas, inmóvil y en silencio, largos ratos tras la puerta de la entrada.

Cuando Pedrito abandonaba el improvisado observatorio, la abuela, doblando con dificultad su oronda figura, adecuaba el mejor de sus ojos al propio de la cerradura; y, día tras día, sólo era capaz de atisbar unos metros de quietud y soledad en el rellano.

­— ¿Qué es lo que esperas ver, Pedrito?, en el piso de enfrente ya no vive nadie.


— Calla abuela, que vas a despertar al mago. ¿Ves?, ¡ya ha desaparecido!

Imagen de internet

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