Amores al rojo vivo

Aquel gélido martes de febrero, después de una decisión muy meditada, Laura acudió a la inesperada cita de Mario en la antigua cafetería de la estación. No se habían visto desde que su apasionada relación se vio truncada por los celos enfermizos de Laura surgidos al conocer a Marta, la nueva compañera de trabajo de Mario, una imponente pelirroja.

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Laura entró en la cafetería; echó un rápido vistazo intentando localizar a Mario y, perpleja, identificó en una de las mesas a Marta; sentado frente a ésta, y en actitud cariñosa, reconoció de espaldas a Luis, su tímido y fiel maridito.


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