SUEÑOS
Entré en casa. Una anaconda se extendía a lo largo del pasillo penetrando en mi cuarto y reposando su cabeza en mi almohada.
Del planeta tierra cuelga un columpio en el que me balanceo y cogiendo impulso doy un gran salto cayendo de pie en la luna.
Soy niña.Suelto un globo con un cordel hasta llegar a la calle. Alguien pasa y pincha el globo. El impacto me despierta.
Las imágenes del retablo de la iglesia cobran vida. Dejan sus hornacinas y pasean por el pueblo. El cura, ojiplático.
Intento subir a un árbol pero no puedo. De pronto su tronco se dobla y dos ramas me rodean la cintura alzándome a la copa.
Me despierto, abro los ojos, no veo. A tientas toco la ventana, la persiana está subida y ¡no veo! Pánico. ME DESPIERTO.
He cogido el avión y no recuerdo haber desenchufado la plancha antes de salir. Con los nervios aterrizo en el suelo.
Soy el viento, me cuelo por las rendijas y conozco todos los secretos. Al despertar lo quiero contar, pero sólo sé silbar.
Mario, el protagonista de mi relato, disconforme con lo que cuento de él, cobra vida e intenta axfisiarme mientras duermo.
Sin luz cuelgo el bolso y voy al aseo. De pronto recuerdo haber cambiado de sitio el perchero. Oigo caer el bolso al suelo.
Soy anciana y pido al espejo rejuvenecer. Ya joven, salgo y veo a mi anciano marido que me dice: ¡morenaza! Me lo temía.
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Al subir al tren, el viento me vuela el sombrero. Bajo a buscarlo. Pierdo el tren que luego descarrila. Gracias, viento.
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En una tienda venden tiempo. Compro unos años para regalar. – Son carísimos, me quejo, y me contestan: – el tiempo es oro.
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Estoy casada con un escritor. Siento dentro de mí cómo se va gestando su novela.Todavía no hemos pensado en el título.
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Abro el grifo y el agua está llena de palabras. Bebo un gran vaso y comienzo a hablar sin parar.Tengo incontinencia verbal.
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La luna se cuela por mi ventana, cuando una ráfaga de viento la cierra bruscamente. Veo en el suelo la luna partida en dos.
Pasando el aspirador en la biblioteca, lo dejo en marcha y corro al aseo. Cuando vuelvo, todos los libros están en blanco.
MICRORRELATOS VARIOS
Cuando a ella le preguntaban sobre un tema que no sabía, siempre contestaba: En algo que no soy ducha, no puedo mojarme.
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No era su tipo, sin embargo accedió sin ningún reparo a sus deseos. Fue un amor a primera VISA. 
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A la primavera le robaron el mes de abril y todas las flores al saberlo se deshicieron en irisadas y perfumadas lágrimas.
El día de ayer se enamoró de la noche y juntos partieron viaje a la oscuridad. Y de este idilio nació el día de hoy. (Javier Igarreta).
AMORES IMPOSIBLES
Fuego: tu belleza me tiene encendido.
Agua: lo nuestro no puede ser, si te abrazo te apagas.
Y cada uno prosiguió su viaje.
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El molino haciendo “aspa-vientos” dijo al molinero: estoy harto de este trabajo “de-moledor”. El molinero le contestó: vete a tomar viento.
REINVENCIÓN DE CUENTOS
CENICIENTA
El príncipe pide la mano de
Cenicienta a la madrastra. Ésta se la concede, pero Cenicienta huye porque es
republicana.
LOS TRES CERDITOS
Los tres cerditos se pintan de negro
y llaman a casa del lobo. – Pasad, pasad, hace tiempo que no como jamón ibérico.
CAPERUCITA ROJA
Y si al cruzar el bosque veis a una
niña con caperuza roja, no os acerquéis a ella, es peligrosa... decía la loba a
sus lobeznos.
-Abuela loba, cierra y escóndeme que
me sigue Caperucita. - ¡Con lo feroz que era tu abuelo!, ¡a dónde vamos a
llegar!
PINOCHO
Pinocho se vuelve niño, pero la
nariz sigue siendo de madera. En invierno miente a menudo, así nunca les falta
leña.
Pinocho talla en madera una joven a
la que el Hada Azul da vida. En la boda, al dar ella el “sí quiero”,
su nariz crece.
Pinocho,
desconsolado por la muerte de Geppetto, talla una gran marioneta de madera y espera la visita del Hada Azul.
HANSEL Y GRETEL
Hansel y Gretel vuelven a casa.
Junto a sus padres saborean, al fin, un buen menú:
“Horneado de bruja con aroma de
chocolate”
EL SOLDADITO DE PLOMO
La criada se hizo un colgante con el
corazón de plomo. Se lo anudó al cuello y sintió que sus pies comenzaban a
bailar.
BLANCANIEVES
Blancanieves cae en un largo sueño.
Mudito la besa con pasión y la despierta. Ella ve a un príncipe. Él se siente como
tal.
Los siete enanitos muerden la
manzana venenosa y caen dormidos junto a Blancanieves. El príncipe vuelve con
siete hermanas.
Mientras observan preocupados a Blancanieves yacente, Dormilón busca
desesperado la narcótica manzana.
