jueves, 28 de noviembre de 2013

Palabras afectoefectivas

Mi madre no pudo ser una mujer de letras, pero sí fue una mujer de palabras. Además de recitar de memoria las fábulas de Iriarte y Samaniego, ella hizo que jugar con las palabras fuese en casa una costumbre.
Con ella supimos que un comunicardor es el mejor informador de incendios; que los invitardos son esos invitados que siempre llegan tarde; que al pulgatorio van las pulgas a redimir sus picados.
También nos hizo herederos de palabras como: chirlis, mirlis, paternalis y zorronzonclo, según ella, inventadas por mi abuelo Joaquín, maestro de escuela, para expresar en escala de menor a mayor los grados de la borrachera.




Ya mayor, tuvimos que hospitalizarla debido a un problema neurológico. Cuando volvió a casa no podía andar, ni leer, no entendía el reloj...
Nosotros, para motivarla, le preguntábamos: — ¿Cuáles eran esas palabras que se inventó el abuelo? Ella nos miraba seria y no respondía. Así un día tras otro.
Llegó Navidad. En Nochebuena, después de cenar, toda la familia rodeamos su cama. Sin darnos tiempo a entonar el primer villancico, pudimos oír de su boca: “chir..lis, mir…lis, pater…nalis y zorron…zonclo”. Fue nuestro mejor regalo navideño
. Lo celebramos con un cóctel de champán y lágrimas.


 Mi participación en ENTC en noviembre - Inventa una palabra
 

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