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| Imagen de internet retocada. |
Érase una vez muy
rebelde. Y harta de ser siempre el principio de los cuentos se propuso ser la
protagonista de uno de ellos. Prescindió de príncipes, hadas, ranas y dragones,
así como de palacios, castillos, cuevas y mazmorras; amén de cualquier otro
personaje y escenario de cuento. Y contó a todos la importancia de ser una vez.
Y les hizo ver que si ella nunca hubiese sido una vez, nunca ningún personaje
de cuento podría haber llegado a ser lo
que fue. Y de este modo, esta vez inconformista, obtuvo por fin el justo
reconocimiento a su papel.
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