domingo, 20 de octubre de 2013

La última novela



Mario abrió el sobre que acababa de retirar de la oficina de correos. Eran varios folios escritos a mano. Comenzó a hojearlos y no podía dar crédito a lo que leía, ¡era su propia vida contada con todo lujo de detalle! Ni siquiera habían tenido el tacto de cambiar de nombre al protagonista: “Mario Iturri”.
Perplejo y lívido, presintió que el autor de aquellas letras era Juan Estébanez, el escritor. Así lo ratificaba la siguiente nota: “Hace un tiempo, cuando todavía no habías traicionado mi amistad, te dije que tu azarosa vida daba para una novela. Ya la tienes”.
 

Mario pensó que debería intentar hablar con Juan Estébanez; si el texto se publicase podría complicarle seriamente la existencia; si Olga, su mujer, conociese su turbio pasado…
Recordó, en un vertiginoso repaso de imágenes, los años que Juan lo acogió en su casa. Las largas apneas que este sufría durante el sueño, aquella copia de llaves que nunca llegó a devolverle…
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Cuando Matilde, la asistenta, encontró una mañana el cuerpo inerte de Juan sobre su cama, junto al cenicero a rebosar de colillas y una botella vacía de whisky,  tras  lanzar un grito desgarrador, dijo sollozando: —Se veía venir.

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