domingo, 1 de septiembre de 2013

CAUTIVA EN LA COCA COLA



No sé el tiempo que llevo encerrada  entre las pegajosas paredes de esta botella de Coca Cola. 
 

Ahí afuera están ellos. Él se llama César.  A ella no la conozco. Llevan largo rato sentados, en silencio, mirándome fijamente sin apenas cambiar de postura. Cualquiera diría que soy lo más interesante que han visto desde hace mucho tiempo. Pero no saben el riesgo que corren teniéndome  tan cerca.


Imagen de internet



La única esperanza de alcanzar mi objetivo está en el cielo. Ese cielo que por momentos se va cuajando de plomizas nubes, augurando tormenta. Igual que aquella tarde y en esta misma terraza, César y yo, entre risas y miradas llenas de complicidad, jugábamos con una pequeña abeja cautiva  en una botella de Coca Cola. Justo habían comenzado a caer las primeras gotas de lluvia y a sonar los primeros truenos, cuando un rayo impactó sobre mí fulminándome, al mismo tiempo que hacía estallar la botella de Coca Cola. Lo que nadie sabe es que mi espíritu tomó cuerpo en aquella pequeña abeja y en ella vivo desde entonces. Y aquí estoy, esperando que un nuevo rayo alcance a César e impacte en la botella de Coca Cola uniendo nuestros espíritus para siempre.

Mi participación en agosto para http://estanochetecuento.blogspot.com.es/2013/08/ago166-cautiva-en-la-coca-cola-de-juana.html

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