TIC-TAC
La cocina solitaria
en una tarde encendida,
y la tenaz maquinaria
del reloj, da por vencida
otra hora rutinaria.
Otra hora desprendida
de la incógnita del tiempo,
hecha factores de vida,
donde juega más lo incierto
que la certeza elegida.
Mas cuando el tiempo despide
ese tufillo a "ya muerto",
el tic-tac, quizás decida
dejar su ritmo resuelto,
y su rutina cumplida.
En esta tarde encendida,
donde escucha solitaria,
su propio aliento, vencida
cada hora rutinaria,
por la máquina y la vida.
Javier Igarreta, 2/07/10
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